Con este cuento infantil trabajamos los siguientes objetivos:
Este cuento corto está diseñado para niños y niñas neolectores. Este cuento infantil está recomendado para alumnos de primer y segundo curso de primaria.
Para chicas y chicos más mayores la lectura de este cuento puede abrir un debate sobre el machismo en la literatura infantil.
Una de las actividades que los niños y niñas de primeros cursos aprenden es la lectura. Aprender a leer será fundamental para la adquisición de aprendizajes futuros, de ahí la importancia de la lectura.
Leer es una actividad por la que interpretamos y desciframos los símbolos (las letras) y lo reproducimos. Podemos reproducirlo de dos formas:
Sea de una forma u otra, cuando reproducimos lo escrito comprendemos el mensaje que la persona que ha escrito el texto quería contarnos. Aprender a leer es una actividad que requiere concentración y atención, así como la adquisición de buenos hábitos.
Los niños de preescolar aprenden las letras (símbolos) a través del juego y las canciones. Pero, no será hasta que entren en primaria cuando empiecen a unir las letras para formar sílabas, palabras, frases y textos. La adquisición de la lectura requiere tiempo, puesto que es un proceso que durará años. Los niños deben disfrutar de la lectura desde pequeños. Cuando sean los padres los que lean para ellos y más tarde serán los niños los que lean para los padres al final del día. Por último comenzarán la lectura por placer ellos solos. La lectura también será primordial para el aprendizaje de todas las asignaturas. Puesto que todo nuestro sistema escolar se basa en la comprensión de textos escritos.
La importancia de la lectura se ve reflejada también en nuestro día a día. Gracias a ella, leemos los periódicos para estar informados, los envases de los alimentos, los prospectos de las medicinas, etc.
Los cuentos infantiles nacieron incluso antes que los libros, con ellos, los adultos asustaban a los niños para que no realizaran una determinada actividad. Con cuentos cortos donde aparecían lobos terroríficos, los adultos conseguían que los niños no fueran al bosque solos y que huyeran de un lobo cuando lo vieran. Eran historias cortas y fáciles de entender con un fin de supervivencia, podríamos decir.
Luego se extendió a aprendizajes morales, muy cuestionables hoy en día. Por ejemplo, Juan y las Habichuelas Mágicas, donde el niño desobedece a su madre, roba monedas al ogro y al final roba también la gallina de los huevos de oro. Otro ejemplo podría ser el de Hansel y Gretel, donde los padres abandonan a sus hijos a su suerte en un bosque. En esta época aparecen también los cuentos donde a casa sexo se le asigna un rol determinado, las chicas princesas en peligro y los chicos principes defensores y salvadores de princesas.
Y llegamos a los cuentos actuales. Ahora también buscamos una enseñanza en los cuentos. Hemos dejado de asustar a los niños y se prefiere centrarse en aprendizajes positivos. Los roles que asignamos en los cuentos a los personajes ya no están definidos por su sexo, ahora las chicas son valientes y salvadoras, y por supuesto, no necesitan a nadie que las salve y son ellas las que deciden que ser de mayor. Yo no quiero ser princesa es un libro interactivo donde los niños y niñas aprenden que pueden ser lo que ellos deseen.
Los cuentos interactivos son lo último. Se combinan la lectura con diferentes opciones, donde los niños deben elegir si ser un niño o una niña, si hacer una actividad u otra. De esta forma se convierten, de alguna manera, en autores de esa historia.
El último cuento que he comprado para uno de mis alumnos es El Monstruo de Colores. Es un cuento muy bonito con el que se le puede explicar a un niño los diferentes sentimiento que todos tenemos alguna vez.